sábado, 15 de agosto de 2009

Para comer un Wrap Vegetariano y un Farmers Union

Me gusta eso de ver el vaso medio lleno o medio vacío, me demuestra que hay mucha más gente que no tiene término medio. Que se va, al igual que servidora por lo general, de un extremo a otro cual péndulo. Cierto griego decía que la virtud está en el término medio. Razón no le faltaba. Cierto padre siempre me recuerda que no todo es blanco o negro, que el gris tiene muchas gamas y que seguro que alguna me valdrá.

Estaba escuchando ahora música de esa que le pega al lado de Divad Chnyl y me ha dado por pensar un poco. Pero poco. Que luego me canso.

Llevo ya cinco familias, con sus cinco casas. Sus hijos, coches, mascotas y frigoríficos. Unos cuántos kilómetros a la espalda. Ciudades, pueblos. He dicho varias veces lo mucho que me gusta este sitio. Pero lo que aún no he dicho es que realmente no he encontrado nada excesivamente nuevo.

Es decir, buena gente la hay por todo el mundo, que tal vez aquí la concentración sea mayor. Puede. Pero también puede ser que con solo un par de semanas todos somos maravillosos y estupendos anfitriones; es después cuando la convivencia se vuelve dura y áspera. Cuando llegan los madrugones, las jornadas largas e intensas. Ahí es donde salimos de verdad nosotros mismos. Y, como si fuera el desodorante, en los momentos díficiles y las distancias cortas nos jugamos el todo por el todo.

No. No me ha pasado nada, todo lo contrario, ayer después de mi paseo matutino mi perfecta madre me llevó a una reserva natural (y otro par de sitios) y volví a tener de esas situaciones que me llaman poderosamente la atención:

1.- En el parking de la reserva nos encontramos con un matrimonio que sin venir a cuento nos ofreción un cupón de 2x1. Sin más. Ni un céntimo. Nada. Gracias, nos hemos ahorrado 16$ Aus.

2.- A la hora de comer, mientras veíamos pajaritos en la terraza al sol, estábamos hablando de diferencias culturales. Y mami me dijo que tendría que llevarme a comer un típico helado australiano y pensó en alto, cuál sería de todos el más típico. Pues el único señor que estaba en la terraza se giró hacia nosotras y nos dio su maravillosa opinión. Curioso.

Después de ver a los animales más típicos de aquí, fotito dando de comer a koalas y canguros incluída. Volvimos al coche para subir a otra de las colinas para ver TODA la ciudad desde el alto. Impresiona. Ahora. Es verde y con casas. En verano será amarillo y con casas, pero ciertamente el horizonte aquí parece un poco más infinito.

Por último, y pensando si nos perderíamos en el camino. A Hahndorf. Suena Alemán. Es Alemán. Fue el primer asentamiento germano por estas tierras, y lo tienen casi igual, salvo que ahora es todo dedicado al turismo, es decir, bares con grandes cervezas y tiendas. No estuvo mal.

Luego, de vuelta a casa, que me llamó uno de los niños para ir a ver a su querida madre bailar flamenco. Pero eso ya es otra historia.

Puerta la cierra, por favor, tengo agujetas.

3 comentarios:

  1. ¿Si te digo que a mi no me sorprende? Al menos no porque en las peliculas me han vendido eso en los USA, alguien que esta en la estacion de autobuses y que se pone a hablar con el de al lado, o en el metro...

    ResponderEliminar
  2. USA? Y andalucia. Lo de salir del coche y que el de al lado te de el ticket de la ORA porque aun le queda una hora es de lo mas normal. O que en la terraza de un bar, la cola del super o la playa alguien se meta en la conversacion, ademas de desagradable (por cotilla) es habitual...

    Ah, y estoy empezando a malacostumbrar da dejarme el coche abierto.

    ResponderEliminar
  3. Eso no me lo esperaba...

    Lo de los tickets de la OTA se hacia antes por aqui, pero desde hace unos cuantos años hay que meter la matricula.

    ResponderEliminar