domingo, 3 de mayo de 2009

Y ahora... La Conclusión

Aprovechando la vena creativa, o dicho de forma menos diplomática, que estoy más aburrida que una mona en el bus de vuelta a la capital (y aquí sí tengo WiFi, no como otros)Prosigamos disfrutando del glorioso Día de la Madre.

Acto 2: aún vives con mamá en casa.

Ese momento en el que, como es domingo, te dan las 3 de la tarde (o casi) en la cama… Te levantas con la cabeza sin saber bien dónde estás; hoy, al menos no tienes que bajar a la cocina con un orco de mordor de procedencia desconocida; al cambio, te acompaña una resaca bastante agradable, tu boca parece una alpargata en septiembre después de uso intensivo veraniego, y los pelos van con el último grito de La Bruja Lola; miras al móvil con ese medio ojo que tienes abierto y... Oh Lleva desde las 9 en la pantallita una campanita con un texto bien grande ¡Día de la Madre! No olvides felicitar a mamá.

- Casi mejor que nadie sepa dónde estabas a las 9 de la mañana -

Bueno, después de correr éste estúpido velo... Un rayo de luz te hiere el cerebro, una epifanía. Recuerdas que fuiste con tu padre la semana pasada a ese glorioso comercio con el triangulito verde (faltaría más!), y que le dijiste tras la compra: ¡Trae, que ya lo guardo yo, a saber dónde lo pones tú!. Hubiera venido bien tener en cuenta que el Día de la Madre SIEMPRE cae en domingo... Día del Señor. Obviamente, el ser humano es extraordinario y siempre tropieza en la misma piedra (las veces que hagan falta, como si fuera el Día de la Marmota).

En fin, tras 15 minutos por las grutas de la ropa y otros vestigios de la noche pasada, recuerdas dónde pusiste el regalo de mamá (entre otros recuerdos...)

Con el regalo en la mano y actitud triunfante comienzas tu descenso hacia la cocina, llevas en la cara esa expresión de "no puede fallar, voy a triunfar más que la Meca Cola" (recordemos que estás bajando en pijama, entre otras cosas...). Abres la puerta, y ahí está... La madre que te parió. Vas hacia ella corriendo, con una sonrisa de oreja a oreja y diciendo: ¡Feliz Día de la Madre!

Ché ché ché "Quieto parao", (dónde habré oído ésto yo antes???)algo falla, caos, nervios, esa diminuta bolsa se vuelve horriblemente pesada... Rápido, analiza la situación: vale te has levantado a la hora de comer... Pero le traes un regalo!!! Vas a besarla... Compruebas que llevas el regalo... Y lo ves, claramente... ESTÁS EN PIJAMA!!!

Vas viendo cómo la expresión de su cara muta, si su mirada fuera una espada, tú serías un pincho moruno, estás acorralada, y ahora qué??? Mantén la pose... Tranquila, no puede fallar, has adivinado la colonia que le gusta!!! Y no es de imitación, tiene hasta garantía!!

Se mueve, va hacia ti... os fundís en un eterno abrazo... Ha pasado todo... Pero, para qué me regalas nada (oyes una voz en tu cabeza: ALAAAAAAAAAARM! cualquiera sabe que eso en madre-castellano-madre: es claramente, menos mal que me traes algo, de lo contrario estarías siendo fileteada para milanesa ipso facto)

Por suerte, Madre no hay más que una, y yo soy hija única.

Apaga la puerta y cierra la luz, por favor, que ya he llegado a casa y hay muchos deberes por hacer.

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